En una de las paredes
-alto muro irregular-
del profundo Cañón
se recrea ingenuamente.
Trepa el treparriscos
-movimiento sin parar-
va buscando con su pico
insectos para tragar.
Sólo salta,
no despliega aún sus alas,
esconde el granate-terciopelo
de las plumas que enseñará al volar.
Ve una mariposa blanca:
ya la va a atrapar.
Se le escapa al aire un ala,
vuela, de inmediato la caza y se la traga.
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